ENTRANDO
Ella se acerca por la vereda de entrada. Camina junto al grupo de familiares que ingresan a realizar el vis-vis del mes con su ser querido, ese preso que dentro espera ansioso, arreglado, perfumado.
Su andar nervioso la delata. Es habitual. Todos llegan presurosos después de semanas de espera; todos esperan anhelantes después de un tiempo interminable de espera. Sin embargo, el motivo de los nervios que la atenazan no es solo ese; llega cargada. Intuye que no tendrá problemas de entrada, que no le detectarán el regalo, aún así, los nervios la atenazan.